lunes, 7 de diciembre de 2009

Estaba la pájara pinta...

Estaba el otro día estaba en una comida con amigos de mis papás. Como siempre iba sola, así que me senté con una señora que me cae rebien, de esa gente que no ha hecho nada bien para que los quiera, pero que me caen rebien. El caso es que me estaba platicando de sus 30 años de casada (últimamente el tema del matrimonio está más presente en mi vida, I don’t know why? Ok!)… Ella y su esposo son la pareja “perfecta”, mucha gente los estima y respeta, quizá hasta los envidian. La comida avanzaba y hablábamos de sus nietas y su perro cuando de pronto sus ojos se pusieron brillosos brillosos y mirandome fijamente me dijo algo que quizá nunca le había confesado a nadie -ni a ella misma- pero ese día, en ese momento y a su servilleta decidió soltárselo, con voz profunda me dijo: si pudiera volver a vivir mi vida nunca me habría casado con mi marido. Eso dolió, dolió mucho…

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